En general la estancia estuvo regular. Un día no nos limpiaron la habitación y luego estuvimos dos días sin disfrutar de la piscina de los mayores porque alguien defecó dentro, suena a chiste, pero fue la realidad.
Los desayunos y las cenas muy concurridos, si intentas ir a la cena un poco más tarde cuando hay menos gente, te encuentraras con la sección de los postres toda guarreada. En el corner self service de los helados la gente usaba sus dedos cuando no conseguía separar el helado de la cuchara (la misma cuchara que usa todo el mundo), de hecho me pregunto si esto es conforme a las medidas sanitarias contra del covid. Deberían de poner un camarero que atienda en la zona de los postres.
Lo único positivo es la playa que esta al lado.